El martes por la noche dictaba una clase
que trataba de los ciclos políticos en el Perú, y estuve con el celular
apagado. Hacia las 10 de la noche volví a conectarme en el mundo y me llegaron
dos noticias sorpresivas. Una me causó un profundo dolor, y era la que se
refería a la violenta muerte de la señora Otilia Campos, madre de Víctor Polay,
dirigente del MRTA, preso durante 21 años, encerrado en la base naval del
Callao.
No puedo imaginar cómo se recibe una
noticia como esta tras los barrotes de una cárcel, especialmente cruel y
destructiva como la que el ingenio maligno de Fujimori-Montesinos ideó para sus
enemigos dentro de una instalación militar. Polay ha resistido estoicamente el
aislamiento, las visitas espaciadas de su familia, la falta de luz que le ha
afectado la vista, la presión brutal de su captures para que capitule, etc.
Pero ninguna prueba debe ser más difícil de
asimilar que la pérdida de la madre y compañera, que estaba siempre en cada
ocasión de visita y que él sabía que se movía de un lado a otro con la
esperanza de que su hijo estaría alguna vez libre. Conocí a la señora Otilia
cuando visitaba a las personas que creía que podían escucharla. Así es que
firmé junto a muchas otras personas una petición por un juicio justo al líder
MRTA en el año 2005, que algunos que seguramente prefieren un juicio injusto y
vengativo me enrostraron recordándome algunos de los hechos más violentos de
los años de la guerra.
Claro que no quiero volver a ver a mi país
ensangrentado y aterrorizado. Pero precisamente por ello entendí a la señora
Otilia que encontraba en su hijo el mismo espíritu que impulsó a su esposo, el
padre de Polay, a fundar el APRA revolucionaria de los años 20 y a sufrir la
cárcel y la separación de su familia sin quejarse por ello, y que no hizo de la
política una vía para enriquecerse como sí lo hacen los de la dirigencia actual
La segunda noticia tiene que ver con el
nombramiento de un nuevo primer ministro, que si alguna característica tiene es
que a diferencia del anterior ya le dijo una vez no a Humala cuando trató de
enrolarlo en el 2012, por lo que puede suponerse que tiene mucho mayor
capacidad de negociar el gabinete y la prioridad de las políticas públicas que
un premier del sí señor.
Hay que esperar el reordenamiento final del
gobierno para poder opinar. En todo caso parece ser que lo que está jugándose
es saber si el nombramiento de César
Villanueva es una movida de corto plazo como fue el de Yehude Simon en el 2008,
con el que también se recurrió a lo regional, o si trata de un plan para
re-asociar fuerzas políticas pensando en los años finales del gobierno y en el
2016.
31.10.13