miércoles, mayo 02, 2012

Día del Trabajador

El fujimorismo fue un régimen profundamente anti-trabajadores.

Aunque se haya querido presentar al 5 de abril como una “necesidad” para aplicar medidas económicas excepcionales, la principal de ellas, el fujishock, se lanzó el 8 de agosto de 1990, y el DL 674 de las privatizaciones lo ratificó el Congreso antes del golpe de Estado, por tanto la dictadura del 92 sólo sirvió para poner más fuerza a un rumbo que ya estaba trazado y que apoyaban los partidos de la derecha.

Y que se haya querido decir que el cierre militar del Congreso era una señal para Sendero y el MRTA, ya que la democracia no servía para combatirlos, la verdad es que la política que llevó a la captura de Guzmán estaba en desarrollo cuando se violó brutalmente la Constitución y se sometió al país al imperio de las armas.

Lo que sí fue una novedad golpista, con su avalancha de decretos pos 5 de abril, fue el ataque contra los derechos laborales y contra la capacidad de defensa de los trabajadores a través de los sindicatos y la negociación colectiva. Esta fue una guerra particular de la mafia del “chino” que entregó la cabeza del movimiento sindical a los gremios empresariales.

Algunos de las más importantes contribuciones del fujimorismo a crear un total desequilibrio en las relaciones capital-trabajo fueron:

- Ningún aumento salarial en diez años y co0ngelamiento del salario mínimo.
- Despido masivo de trabajadores públicos a través de mecanismos de “evaluación” y a través de los procesos de privatización.
- Creación de planillas secretas para pagar a la tecnocracia dorada.
- Congelamiento y tope a las pensiones.
- Aumento de la jornada laboral por encima de las 8 horas legales, sin retribución.
- Múltiples sistemas de contratación dentro de una misma empresa, fraccionando los intereses de los trabajadores.
- Tercerización del empleo a través de subcontratistas.
- Multiplicación de sindicatos en una misma empresa.
- Prohibición de sindicatos en unidades con menos de 20 trabajadores.
- Cancelación del carácter acumulativo de los pliegos de reclamos.
- Distorsión del sistema de negociación colectiva, etc.

Los trabajadores y sus sindicatos no eran responsables de la crisis económica ni de la violencia, pero fueron arrasados por la reforma fujimorista. Es por eso que desde el año 2000, con la llamada transición democrática venimos viviendo la persistente ilusión de la restitución siquiera parcial de los derechos conculcados, y en doce años no se ha avanzado un solo paso.

¿Por qué? Porque durante todo este tiempo los gobiernos de la democracia no han querido chocar ni siquiera mínimamente con el poder económico y han preferido derivar el tema del nuevo pacto capital-trabajo a un utópico acuerdo entre las partes. Entre la CONFIEP y la CGTP y otras organizaciones laborales se desarrolla desde entonces una negociación que no llega a ninguna parte.

A la representación empresarial le basta pedir más recortes de derechos frente a la laboral que pide acuerdos mínimos, para que el resultado sea la neutralización y la persistencia del esquema fujimorista sin alteraciones. Y no hay gobierno que pueda romper este entrampamiento. Ni siquiera porque el actual dispone ya de un proyecto de ley del trabajo elaborado a su pedido, objetado por la CONFIEP, que está esperando la determinación del Ejecutivo para pasar a aprobarlo en el Congreso.

01.05.12
www.rwiener.blogspot.com

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